Cuando la directora del instituto donde trabajaba en Boulder nos mandó un mail esta mañana (todavía tengo correo allí porque sigo colaborando con ellos) prohibiendo a todos los empleados asistir a la oficina por peligro de inundaciones pensaba que era demasiado prudente. Pero cuando he leído al responsable del edificio diciendo que los que tuvieran el coche en el garaje fueran llamando a la aseguradora me he dado cuenta de la gravedad del asunto: ya van tres muertos, todas las carreteras cortadas y están desalojando a la población del norte de Boulder, y lo peor todavía no ha venido, se espera que el peor día sea el próximo Lunes:
Pues deseando que allí ocurran las menores desgracias posibles, sobre todo si de vidas humanas se trata, pero dando GRACIAS a que ha ocurrido ahora y no hace un mes y tú estás aquí con nosotros.
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